Seré un muerto
al que no podrás llorar,
un cuerpo sin tierra,
sin nombre,
sin voz.
No me guardarás luto
ni colgarás flores en tu ventana
mi muerte será leve
como un silencio que arde en tus venas
que me arrancarás de tu sangre
y seré una herida que nadie ve.
Te condeno
a una vida sin mí,
a vivir con la memoria abierta,
a sangrar por lo que no puede nombrarse
a existir sin mi fuego
a dormir sobre mi sombra
Yo te condeno.
Y en la oscuridad,
cuando todo calle,
seré la ausencia
que tu deseo llame
sin poder tocar.
Ven con tus muertos a velar mi noche solitaria.
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